Había pensado decirte
que te quedaras
para siempre
acunando mis noches,
que no te alejarás jamás
del vértice
que a veces encaja
en nuestro puzzle.
Pero te has diluido
como una estela
en dirección norte,
con las alas extendidas
y el corazón seco,
hacia no sé dónde.
Y así, mi vida,
no acierto a encontrarte.
Sé que lo haces
deliberadamente
para ver, quizá,
hasta qué punto
mi instinto es capaz
de dibujarte
y mi alma decide,
una vez más,
correr tras de ti
para seguir amándote.
Esta vez me he quedado
quieta, estanca,
con la brisa en contra,
la mirada firme
y el alma rota.
El azul infinito del horizonte
está quemando
mis sombras.
Y las olas me traen
en susurros
un último aliento
que se posa en la arena,
moja mis pies
y se impregna
en mis maneras:
¡No mires más atrás,
camina,
no te pares,
siempre hacia adelante!
Mj Sierra, @Navegando azules
13 de Noviembre 2012, 12: 59